Prueba del BMW X2 sDrive 20i

Tras el éxito de las gamas X6 y X4, cómo culpar a BMW de no seguir explotando el potencial del X2. Aquí probamos la versión de gasolina más potente, el 20i…

20i, el motor de gasolina más potente. El 28i no está disponible en España… Tu coche de ocasión en coches segunda mano Barcelona Crestanevada.

 

En esta sobredosis de SUV que (in)digerimos cada día, gracias a los fabricantes que nos ofrecen algo un poco diferente. Es el caso de BMW, que ha pasado de SUV a SAC, es decir, de Vehículo Utilitario a Coupé de Actividad. Todo esto huele a marketing exagerado, pero hay que admitir que hace que los coches sean un poco menos «caja de zapatos» y más divertidos de ver e incluso de conducir. Mientras que la gama X2 ya les ha sido presentada con todo lujo de detalles en el blog por mi colega el valiente Antonio que, haciendo caso sólo a su deber y a su sentido del sacrificio, fue a probarla a la región de Lisboa. Me interesó tanto que pedí uno para una prueba personal: un sDrive 20i en acabado M Sport y color naranja. Bonito, ¿verdad?

 

Conocemos la propensión de los grandes grupos industriales a compartir sus plataformas y motores. Entonces, bajo la apariencia de este BMW X2, ¿reconocerás los bajos, o casi, de un Mini Countryman? ¿Y viceversa?

 

Apuesto a que al 99,9% de los clientes no les importa que el X2 se base en la plataforma UKL del grupo alemán, que también se utiliza para fabricar el BMW X1 y el Serie 2 Active Tourer, así como el Mini Countryman. Y aunque sea un insulto a la historia, es motor transversal y tracción principalmente delantera (o total, pero gracias a un sistema electrónico).

192 CV, 280 Nm. No está mal…

 

No importa, pues: lo que cuenta es el aspecto, y aquí debo admitir que mi X2 es realmente bueno. Entre el color naranja, las grandes «judías» en la parrilla delantera y el pequeño logotipo de BMW en el pilar C, como los 3.0 CSL que me hicieron soñar en mi infancia, debo decir que el contrato se cumple. Lo mismo ocurre con el interior, con un salpicadero, es cierto que excesivamente parecido al del X1, pero que cumple su función. Me gustó la pantalla Head-Up súper legible, los diales de aspecto anticuado con fondo digital y la banda de aluminio que recorre todo el salpicadero. Y en cuanto a ergonomía, entre el sistema iDrive y la posición de conducción ideal, no hay duda: estás en un BMW. ¡Qué bien!

 

Bajo el capó, pedí la versión de gasolina más potente: el 18i rinde 140 CV y mi 20i 192 CV; no está mal, aunque curiosamente y, ay, signo de los tiempos, es en Diesel donde el BMW X2 es más potente, con motores que van desde los 150 y 190 hasta los 231 CV. Por otro lado, curiosamente, el X2 no ofrece (¿todavía?) los motores híbridos enchufables del Mini o del Serie 2 Active Tourer, que son bastante convincentes.

 

La elección en la caja

 

Sin embargo, es la versión 20i la más interesante, porque al igual que el Mini, ahora ofrece una nueva caja de cambios. Ya no está disponible el BVA8 automático, sino un Getrag con doble embrague y 7 velocidades.

Pero, ¿qué es?

 

Y aquí, como bloguero un poco avispado, me gustaría decirte que hay algunas diferencias disparatadas. Excepto que no los hay. En realidad pensaba que, a medida que me hacía mayor, me estaba volviendo completamente inútil y que estaba perdiendo toda sensibilidad técnica y emocional al volante de un coche, pero, afortunadamente, es más complicado que eso.

 

BMW ya contaba con excelentes BVA8, suaves y sensibles, capaces incluso de ofrecer un poco de emoción en modo deportivo. Pues es sencillo, la DKG7 está calibrada… exactamente igual. Así que no es como si pasaras de un BVA de la vieja escuela que patina en la suciedad a un doble embrague que petardea como un DSG de los primeros GTI. De hecho, al volante, todo es bastante transparente. Igual que antes. Lo cual es una buena noticia, porque antes estaba bien.

 

Como resultado, te sientes bien a bordo, con una posición de conducción ideal y un asiento del conductor que se mantiene bastante bajo, especialmente para este tipo de vehículo. Te sientes bien conectado al coche y no encaramado a un taburete. Con su motor de doble turbocompresor, el motor es eficiente, pero sin revelar un carácter alocado. Bastante silencioso a velocidad de crucero (y sube bastante de vueltas, con apenas más de 2.000 rpm en 7ª a 130 km/h, pero esto no penaliza porque es rápido para entrar una o dos marchas si es necesario; nótese también el modo de marcha por inercia de la caja de cambios Eco Pro), es flexible y bastante vivo, y revela una agradable longitud en las revoluciones, momento en el que su sonido se aligera sin por ello proporcionar la gran emoción. Sus 192 CV están disponibles a partir de unas razonables 5.000 rpm, al igual que el par, 280 Nm, disponible en un amplio rango de 1.250 a 4.000 rpm: un motor bastante elástico, por tanto. Y las prestaciones son igual de buenas, con el 0 a 100 recorrido en menos de 8 segundos (7,7 oficialmente) y 227 km/h de velocidad punta, todo ello para un consumo medio, durante mi prueba, que fue de 7,7 l/100, ¡lo que está realmente bien!

 

Hay que señalar que no tenemos derecho al X2 28i que existe en algunos países: el 4 cilindros turbo desarrolla 228 CV y el 0 a 100 se cubre en 6,5 segundos; necesariamente viene en xDrive con el BVA8.

 

Spirit (BMW), ¿estás ahí?

 

Y es un placer conducirlo en curvas, donde descubro un X2 preciso que gira casi plano, haciéndote olvidar sus 1.535 kilos (¡después de todo!). Hay que decir que, en comparación con el X1, del que deriva en gran medida, la suspensión es más firme, la barra estabilizadora es más gruesa y el tren delantero tiene un poco de caída negativa. Y añadamos que en este acabado M Sport, mi X2 lleva llantas de 19 pulgadas (20 como opción, a 860 euros) montadas sobre un chasis rebajado 10 mm respecto a un X2 normal. Eso no es todo: la dirección del M Sport también es menos sensible que la del X2 estándar. Así, con una buena combinación de motor y caja de cambios, rápida y eficaz, podrás divertirte en la carretera. Pero no al 100%.

 

Evidentemente, al tomar decisiones técnicas (tracción delantera, motor transversal) que rompen con el ADN de la marca, acaba costando encontrarlo al volante, ese famoso ADN. Por eso, al conducir un coche realmente deportivo, encuentro que este X2 tiene bastante movimiento de suspensión al salir de una curva, con bastantes efectos de morro hacia arriba, lo que obviamente supone un cambio respecto a los sistemas de propulsión pura de antaño.

 

No me habría escandalizado descubrir esto al volante de un Mini de tracción delantera, pero aquí, con el logotipo de BMW en el volante, no lo entiendo. Pero quizás al volante de un 20i xDrive (2000 € más, y en este caso no es el DKG7 el que oficia sino el BVA8 Aisin), las sensaciones son diferentes. ¿Quién sabe?

 

En definitiva, se trata de un coche atractivo, convincente en sus prestaciones, eficiente y seguro, bastante agradable, con una gran caja de cambios, aunque me pregunto por qué es más caro que un X1. Un X2 18i de 140 CV empieza en 32.450 euros en el acabado Première, y hay que contar con 39.700 euros para un 20i equivalente, o incluso 47.850 euros para este acabado M Sport, sin las opciones. Tendrás que pagar 840 euros por la pintura metalizada, 2.950 euros por la pantalla táctil de 8,8 pulgadas y el excelente head-up display, 800 euros por el sistema de audio Harman Kardon, 430 euros por el acceso manos libres, 500 euros por la útil cámara de visión trasera, 230 euros por el alerón trasero M y 1.450 euros por el techo solar panorámico.

 

Pero vivimos en una época de dictadura de la apariencia, y este X2 paga por su estilo. No hay duda de que funcionará.